EL SIMPODER
Es importante la existencia de El libro bosnio de los muertos, no hace muchos meses que ha sido terminado. Con él, y sus nombres y demás datos personales de los fallecidos, nadie manipulará el número de víctimas. Tenemos en la memoria unos muertos en la segunda guerra mundial, no sólo los del holocausto judío, del gitano: todos. Y los de la primera guerra mundial. Y los del imperio otomano (torre de las calaveras de Nish, en Serbia). Los de las numerosas guerras europeas en el siglo diecinueve, imperio napoleónico. Y en el larguísimo imperio habsburgo, y en el carolingio, en el romano del oeste y el romano del este. Hasta caer muertos nosotros mismos, de tanto muerto.
Me pregunto si pensamos suficientemente en lo que supone matar semejantes. Cada día, al comer y al cenar, como poco, nos sirve la televisión muertos en incendios, muertos gaseados, muertos tiroteados, muertos ahogados, muertos asesinados, muertos corneados, muertas lapidadas. Y seguimos comiendo. Un buen fotógrafo de prensa perseguirá en el pavimento la mancha roja de la sangre, el miembro cercenado, las manos tintas, la cabeza rota; qué éxito informativo.
El texto completo se puede leer en el libro de Aurora Palacios publicado en Amazon ‘En el salón del siglo XXI’.
Y seguimos igual, parece que estudiar la historia en vez de para protestar, como si nos vacunara
El simpoder. Ganaríamos, ¡qué descanso! Cuánto ahorro. ¡Qué alegría y paz! Cuánta gente en su casa trabajando, estos que están arruinando los países,
Así se escribe la historia.
Cómodos en buenas cárceles europeas. Tranquilos, ya no tienen que andar disfrazados ni escondidos.
Me encanta